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USO ADECUADO DE LAS PANTALLAS

junio 3, 2022

Cada vez, son más los niños y niñas que pasan demasiadas horas delante de las pantallas, lo vemos en los medios de transporte, mientras van en el coche o en el carro, en comidas familiares, etc. Los juegos con los que nos hemos criado los adultos han pasado a un segundo plano y esto hace que se pierdan experiencias y vivencias con el entorno y con personas que están a su alrededor muy beneficiosas para su desarrollo íntegro.

Está claro que el uso de las pantallas puede ser una buena herramienta con un uso adecuado y por ello, deben comenzar a dibujarse los límitesque separan el buen del mal uso desde edades tempranas. Y aunque la respuesta es compleja, la ciencia señala que determinados factores como la edad del niño, el momento del día en que interacciona con las pantallas, el contenido que consume y el tiempo de uso, son especialmente importantes.

Diferentes estudios demuestran que el abuso de las pantallas hace que el habla avance más lentamente entre los más pequeños y tardan más en realizar tareas como decir una frase de cuatro palabras o meter cuentas en una cuerda, perjudican el sueño de los menores en una etapa crucial y que incluso en críos más mayores, alrededor de los diez años, también parecen lastrar su desarrollo cognitivo.

La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria defiende que “los niños menores de dos años no deben ver televisión”.

No debemos olvidar, que un niño tiene que dormir entre 9-12 horas (según su edad), y que van a la escuela entre 6 y 8 horas al día, en las horas que quedan, hay que buscar hueco para la higiene personal, la comida, actividad física y tiempo en familia, para hablar y compartir. Así que el tiempo de pantallas nunca debería quitar horas de sueño o de disfrute con personas.

Según la Academia Americana de Pediatria (APP), el «screen time» o tiempo de pantallas en niños de 0 a 6 años son las siguientes:

  • 0 – 2 años: Nada de pantallas
  • 2 – 5 años: Entre media y una hora al día

En cambio, en la actualidad, la mayoría de los niños menores de 2 años usan a diario este tipo de dispositivos, ocupando un tiempo que, posiblemente, debería dedicarse a la interacción con adultos o con sus iguales. En los niños de esa edad existe una fuerte necesidad de realizar actividades de exploración manual y de interacción social, lo que les ayuda en el desarrollo cognitivo, en su lenguaje, su motricidad y sus habilidades socioemocionales.

Diversas investigaciones demuestran que los niños más pequeños no aprenden de los medios digitales como lo hacen de la interacción con sus cuidadores. Este hecho se denomina déficit del video, que consiste en la dificultad para aprender a partir de representaciones grabadas y transferirlas al mundo real, observadas en niños menores de 30 meses.

Otro estudio que, evaluaba la capacidad para aprender palabras nuevas de niños de diferentes edades a través pantallas digitales, hallaba que, a los 15 meses de edad, los niños podían aprender palabras nuevas de determinadas aplicaciones para tablets, con un cuidado diseño educativo, pero tenían problemas para transferir este conocimiento al mundo real. Además pocas de estas aplicacines están disponibles comercialmente como educativas o están basadas en estudios empíricos, y no están diseñadas para ser utilizadas de manera interactiva con un adulto, a pesar, de que esa interacción mejoraría el aprendizaje.

Estos resultados han sido atribuidos a la falta de pensamiento simbólico en los niños más pequeños, una habilidad necesaria para trasladar lo aprendido en una pantalla digital al mundo real, por lo que hace que la interacción con los adultos siga siendo crucial para lograr un aprendizaje efectivo.

Numerosos estudios apuntan, que el uso excesivo de estos medios digitales se asocia a un mayor retraso a nivel cognitivo en funciones ejecutivas, del lenguaje, de desarrollo socioemocional o de la teoría de la mente, todo ello debido a, que ese tiempo que el niño pasa con este tipo de dispositivos, es restado a la interacción con la figura de apego, tan necesaria en los más pequeños. También se relaciona con un riesgo mayor de padecer obesidad y riesgo cardiovascular hasta el punto de que, por ejemplo, ver la televisión entre 1 y 3 horas al día incrementa entre un 10-27% la posibilidad de desarrollar obesidad.

Otro hallazgo relevante sobre el uso de pantallas y medios digitales, es su efecto negativo en el sueño. Así, la exposición o la presencia de pantallas, ordenadores, Tablet o móviles en el dormitorio se ha relacionado con menor tiempo de sueño. Por ejemplo, en niños de 6 a 12 meses que eran expuestos a pantallas durante las últimas horas de la tarde, mostraban significativamente menor duración del sueño que los que no eran expuestos. Algunos estudios han encontrado que la luz azul emitida por este tipo de dispositivos tendría un efecto supresor sobre la liberación de melatonina endógena, lo que podría afectar a la regulación de los ritmos circadianos. Y un sueño de calidad es vital para un adecuado desarrollo cognitivo y emocional.

Un último aspecto relevante tiene que ver con la salud ocular.  El número de personas que desarrolla miopía en EE. UU. se ha duplicado desde 1971; y en Asia, el porcentaje de jóvenes y adolescentes con este defecto de la visión ha pasado del 10-20% al 90% en 60 años. Este incremento ha sido tan elevado que la revista Science lo titulaba en 2015 como The myopia boom.

Cuando se exponen todos estos hallazgos sobre el uso de las pantallas y medios digitales a menudo se cae en el extremo de estigmatizar su uso general, pero lo verdaderamente necesario es que padres y cuidadores regulen su uso, con un tiempo adecuado, cuidando el momento y compartiéndolo, como mencionábamos en el inicio, es necesario distinguir el buen del mal uso.

A continuación se muestra, un ejemplo de los efectos negativos en los niños que están expuestos durante horas a las pantallas, a través de un dibujo:

¿CÓMO HACER UN USO ADECUADO DE PANTALLAS?

La AAP (Academia Americana de Pediatría) y la Organización Mundial de Salud han elaborado guías para padres y profesionales con recomendaciones de uso de estos dispositivos digitales. Recomiendan seguir unas indicaciones con respecto a los lugares y momentos en los que las pantallas no pueden estar, es muy importante crear rutinas desde pequeños, y que estas normas se verbalicen o estén visibles claramente para los niños de la familia.

  • No usar pantallas una hora antes de ir a dormir, ya que como se ha visto interfiere en el descanso de los niños.
  • No usar pantallas a la hora de comer, ya que debemos entenderlo como un momento educativo y de disfrute en familia.
  • Marcar un «tiempo en familia» en el que ningún miembro de la familia los usa (podría ser los fines de semana por la mañana).
  • Mientras se está en la escuela, ya que deben estar en un continuo juego e interacción social.
  • Mientras se está jugando en la calle.
  • En el coche, se puede ir hablando o escuchando música.
  • No usar móviles en el cochecito o silla de paseo, podrán mejor disfrutar viendo el paisaje.
  • Ver juntos contenido con un padre o un adulto (promueve la interacción y la discusión y aprenden mejor de programas y vídeos educativos cuando los ven junto a un adulto)
  • Para niños de 2 a 5 años limitar el uso de las pantallas a ½ o una 1 hora al día, y siempre con programa educativos de alta calidad, recomendando que el adulto interaccione con ellos y le ayude a comprender el contenido. Menos tiempo es mejor.
  • Evitar su uso como estrategia usual para calmar al niño.
  • Los niños deben pasar un tiempo diario realizando actividad física que debe ser de, al menos, 180 minutos en niños de 1 a 5 años y de 60 minutos de 5 a 17 años, aunque más es mejor.

También señala recomendaciones sobre el tipo de contenido, debemos presentar atención a qué es lo que ven los peques en las pantallas, compartir ese tiempo con ellos para que exista un feedback y una reflexión sobre lo que están viendo o lo que están jugando. También es importante prestar atención a lo que puedan descargar sin autorización de un adulto, que se busque y contraste información sobre juegos y aplicaciones en organizaciones como Common Sense Media y que se respeten las edades recomendadas de los mismos.

Ahora, sabiendo todo eso, tras la información expuesta, vamos a la parte real, a la de que el hermano pequeño mira la televisión mientras la ve el mayor, o a la de que todos sus compañeros de clase tienen móvil, o videoconsola y él se siente excluido porque no es así, o la de que estamos con otra familia, y esta en la hora de comer siempre tiene a los niños en la televisión o tableta y no puedes evitar que los tuyos también miren.

En estos casos, es importante explicarle el porqué de las normas, las ventajas y todas las cosas positivas que tiene emplear el tiempo en disfrutar de otras actividades y sobretodo el inculcar buenos hábitos desde pequeños para no encontrarnos con un problema a posteriori. La gestión que hagamos los primeros tres o cuatro años de edad nos va a ayudar mucho a que sepan y entiendan unas normas básicas y les demos herramientas que les serán de gran utilidad para su educación y desarrollo como personas.

Por último, recomendar la lectura del libro “De 0 a3, ¿nada de pantallas?, en el que Anna Ramis nos muestra la importancia de crear buenos hábitos y usos adecuados de las pantallas en el primer ciclo de infantil. Ella es madre, maestra y pedagoga. Ha trabajado en la escuela y en la universidad. Pero, sobre todo, ha estado siempre al lado de madres y padres, asesorándoles en cuestiones educativas e impulsando diversos programas de acción compartida entre familias y docentes.